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sábado, 9 de junio de 2012

El nueve ruso


Advocaat continúa con aquel sistema utilizado por Hiddink que tanto éxito tuvo en la última Eurocopa. Un 4-3-3 en el que los tres delanteros tienen mucha movilidad, algo que ayer quedó patente en el partido ante la República Checa. Dzagoev puso la magia, Arshavin el toque y Kerzhakov el desgaste. El delantero del Zenit luchó con los defensas checos hasta la saciedad y los dejó agotados. Alexander sabía cual era su trabajo, y cumplió. Corrió, se ofreció, recibió, chutó...y falló. El único pero del 11 ruso fue ese, su poco acierto de cara a gol. Su partido fue de nueve, bajando incluso al centro del campo para ayudar a los Shirokov, Zyryanov y Denisov. Por ello, Advocaat se lo recompensó dándole descanso en el 73'. Pero su descanso también pudo sembrar la duda.

Roman ingresó en el terreno y destrozó, si aún quedaba algo, a los centrales de una Chequia ineficaz en la parcela trasera. El que martillara las porterías de media Europa en 2008 volvió por sus fueros y terminó el trabajo que había empezado su compañero. Pavlyuchenko asistió al mejor del partido en el tercer gol de los exsoviéticos y cerró el marcador. El rubio de Mostovskoi revolucionó el ataque ruso, continúo el trabajo de Kerzhakov, ayudó al equipo a mover el cuero y lo introdujo en el fondo de las mallas de Cech, algo que tanto le costó a quien sustituyó. Es verdad que ya la defensa no podía más pero ayer, el 14, ganó.

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