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martes, 12 de junio de 2012

La cabeza de la historia

Era el primero, no era uno cualquiera y como toda primera vez, fue especial. Ucrania jugaba en casa, ante su gente hacía su debut en una Eurocopa. Sin duda, la historia aparecía por Kiev para encumbrar el esfuerzo de una de las personas que más lo merecía, Adrei Shevchenko. Tras cinco años en su Ucrania natal viajó a Italia, a Milan, para elevar al cielo el mayor torneo de clubes que un futbolista puede soñar, la Champions League, y, además, lograr ser el mejor jugador consiguiendo el Balón de Oro. Tras seis gloriosos años en la Lombardía italiana y habiéndolo ganado todo, cambia la pasarela de Milán por el té del atardecer londinense, desembarca en Londrés. Inglaterra disfrutó muy poco de uno de los delanteros más eficaces de la última década. La edad no perdona pero antes de su llegada a las islas, comenzó su verdadera historia, la historia de Andrei con la selección nacional.


Ucrania, por primera vez, llega a la Fase Final de un Mundial. La repercusión es enorme y en el país se confía en que el que fuera mejor jugador de Europa en 2004 logre que su selección siga haciendo historia. Shevchenko es un hombre cumplidor y como cualquier hombre cumplidor, no defrauda. 
Berlín, Alemania, ciudad de culturas y en la que Andrei consigue que en la primera participación de Ucrania en un Mundial, ésta pase a octavos con un gol de penalti ante Túnez y no en otro estadio que en el que se disputaría la final; el Olímpico de Berlín. La suerte le es esquiva en octavos y Andrei falla el primer penalti ante Suiza en la fatídica tanda desde los once metros. Pese a ello, su selección pasa a cuartos, donde es eliminada por la futura campeona, Italia. Pero ese Mundial fue un logro para los ucranianos y Andrei, con dos tantos, se convirtió en el máximo goleador de su selección en los Mundiales. La gloria sube tan rápido como baja y Shevchenko, tras el maravilloso Mundial de Ucrania  pasa por el Chelsea de puntillas, y tras un año entre Italia e Inglaterra sin demasiada participación decide volver al principio, Kiev.



Sí, su principio es Kiev y ayer fue también la ciudad que lo encumbró a lo más alto del fútbol ucraniano. Con el Dínamo de Kiev revive esa vena goleadora perdida en la neblina londinense y vuelve a levantar un título. Pero Andrei sabía que lo mejor, aún estaba por llegar. Apenas tres goles con Ucrania antes del partido europeo más importante no le quitaban el sueño, se lo quitaba el debut, la primera vez. Como en el 2006 en Alemania, Andrei se preparaba para seguir escribiendo su nombre en la historia de su país, pero esta vez era, si cabe, más especial, esta vez, era en Kiev. Y ahí, en casa, Andrei se elevó por encima de la envergadura del defensa sueco para entrar de nuevo en la historia, había marcado el primer gol de Ucrania en una Eurocopa y lo había hecho como lo hacen las grandes mentes, con la cabeza. Pero, para él eso no era suficiente, Andrei sabía que podía dar más, corrió hacia al primer palo en un córner y dejó atrás a la estrella rival, cabeceó. Éxtasis, gloria, sonrisas, lágrimas, toda Ucrania estalló en el mayor júbilo que jamás podrían haber imaginado, gracias a él, a Andrei.

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